¿Qué es tomar decisiones?

Desde pequeños somos capaces de tomar decisiones en tanto tengamos preferencia por una comida en específico y descartar aquella que no tuvo oportunidad desde el inicio a que fuese de nuestros platillos preferidos. El grado de conciencia que tengamos sobre nuestra oportunidad de tomar decisiones se manifiesta una vez empezamos a comprender que de ella sólo se obtienen resultados, los cuales debemos responsablemente atender sin distinción.

Siendo entonces la decisión un acto cotidiano ¿seremos capaces de distinguir cuando hemos hecho una elección? Esta duda podría originarse por la capacidad de aceptar entonces los efectos que se originen de ello, haciendo que la pregunta sea ¿cómo puedo tomar una decisión que me brinde la certeza de hacer lo adecuado?

Si nos dedicamos a la prestación de servicios, somos dueños de negocios, o gestionamos un equipo de trabajo, continuamente estamos atentos a tomar decisiones apremiantes no en todos los casos son las que esperábamos tener que atender o elegir, sin embargo sería interesante preguntarnos ¿desde qué posición la estoy considerando? Si es el caso de finalizar la relación de trabajo con un colaborador, no es quizás la posición más alentadora ser quien deba elegir si brindar otra oportunidad o desistir de ello.

Apelar al sentido racional pocas veces es lo más recurrente o inmediato, lo cual no es limitante sino acertado reconocerlo porque a partir de ello nos enfocamos en lo que está controlando nuestro proceso de decisión, la parte más emotiva ubicada en el cerebro límbico. Esto podríamos manejarlo adoptando la posición de éxito ¿cómo hacerlo?

Si el dilema es la continuidad de la relación laboral con el colaborador, suponiendo esta sea la última alternativa ya que los esfuerzos por evitar este desenlace no han resultado conforme lo esperado, allí está la perspectiva de éxito a adoptar, que hará que el proceso de decisión resulte más efectivo. Si comprendemos el éxito como sinónimo de acción podremos observar desde otro ángulo la situación, pues como resultado de la actividad se ha presentado la oportunidad de decidir dar paso a una nueva etapa para todas las partes.

Esto en efecto servirá para dar claridad y mayor confianza una vez la elección haya sido realizada, es alentarnos a permanecer alineados a lo que valida dicha decisión pues finalmente somos individualmente responsables de lo que de esto se origine.

Lo contrario a ello es no tomar acción lo cual también sería un decisión, dar espacio a que sea la inercia que dé inicio al proceso y mantenernos expectantes de lo que ocurrirá por la falta de voluntad para ser autores de los resultados. Permitirte este escenario es proclamar una derrota.

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