Somos conscientes de la necesidad de ser guiados una vez que descubrimos que el camino que hemos emprendido contiene desafíos que buscamos gestionar con sabiduría para ahorrar recursos y experiencias que puedan desalentarnos, pero ¿siempre brindamos esta receptividad ante la ayuda propuesta?
Nos encontramos con historias donde parece natural buscar quien guíe por medio de su conocimiento al menos experimentado sin embargo no en todas las ocasiones es esta la regla, pues el desafío podría encontrarse en saber cómo gestionar la ayuda en sí. Este fue el caso de Verónica una amiga muy cercana, quien en su incansable sentido de la curiosidad había conseguido en la lectura un mundo de respuestas a todas sus consultas sobre el desarrollo del pensamiento, manejo de las relaciones humanas y las neurociencias en general.
Una vez formado parte de un equipo de trabajo de mayor exigencia a nivel de comunicación para la atención a clientes corporativos, se encontró ante el reto de poner en práctica lo que había estudiado por varios años de su juventud, sin embargo no conseguía encontrar su espacio dentro del equipo al cual pertenecía conllevándola a sentir frustración y desanimo por continuar con sus compromisos. Por otro lado en paralelo, quien ejecutaba su papel de mentor del equipo le brindaba el acompañamiento y orientación a fin de que pudiese fortalecer estas áreas que representaban un reto para Verónica.
Entonces ¿por qué no se lograban avances? Si bien existía una relación de confianza y un espacio seguro entre Verónica y su mentor, para ella su resistencia se encontraba en desaprender lo que consideraba era lo acertado a realizar, pues por años se había dedicado ferviente a estudiar estos conceptos y había obtenido los resultados que esperaba. Su mentor buscaba no desacreditar lo que hasta ese momento previo le había funcionado, sino permitirle por medio de su guía facilitarle continuar aprendiendo a un siguiente nivel que exigía ampliar su visión para considerar nuevas alternativas que le fuesen útil en esta etapa profesional.
¿En cuántas ocasiones hemos sido como Verónica? Aunque exista la urgencia de la ayuda, podemos ser capaces de no permitir su entrada, quizás motivado a que aún existe un dejo de escepticismo sobre su efectividad o probablemente porque no hemos sido específicos sobre lo que verdaderamente nos acontece. También es propicio que exista la confianza con quien nos brinde su guía y apoyo, pues en esa medida será oportuno el conocimiento que podremos adquirir por medio de la experiencia y habilidades que posee.
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